Descubriendo los Alpes y las Ciudades Históricas
Introducción
En nuestro reciente viaje por Europa, Suiza se reveló como un destino inolvidable, combinando paisajes alpinos impresionantes con una rica herencia cultural. Partiendo desde España en nuestra autocaravana Hyundai, acompañados por nuestro fiel perro Dino, cruzamos la frontera francesa y entramos en territorio suizo, donde adquirimos la Vignette obligatoria para circular por las autopistas. Esta pegatina, con un costo aproximado de 30 euros, permite el uso ilimitado de la red vial durante todo el año y se coloca en el parabrisas delantero, similar a la ITV en España. Nos establecimos en el Camping Lazy Rancho en Interlaken, un acogedor sitio regentado por un matrimonio amable que habla español, con vistas espectaculares al Jungfrau. Desde allí, exploramos las maravillas de este país neutral, conocido por su precisión, chocolate y relojes. A continuación, detallamos nuestras experiencias en cada lugar visitado, extendiéndonos en sus atractivos históricos y naturales para que puedas planificar tu propia aventura.

Interlaken: La Puerta de Entrada a los Alpes
Interlaken, situada entre los lagos Thun y Brienz en el corazón de los Alpes Berneses, es un paraíso para los amantes de la naturaleza y los deportes de aventura. Llegamos tras un largo trayecto de 1.878 km desde Lucena, deteniéndonos en áreas de descanso francesas impecables. A pesar de un tiempo inicial nublado con neblina, la ciudad nos cautivó con su orientación turística: una calle principal repleta de tiendas de souvenirs, desde donde parten trenes panorámicos hacia picos emblemáticos como el Jungfrau (4.158 m), el Schilthorn (2.971 m) y el Männlichen (2.230 m). No puedes dejar de visitar el Casino Kursaal, un edificio histórico que data del siglo XIX y ofrece vistas al Jungfrau.

Nos dedicamos un día entero a disfrutar del entorno del camping, rodeado de montañas y bosques tranquilos, ideales para paseos con Dino. A solo 10 minutos a pie del centro, exploramos el río Aare, perfecto para caminatas o cruceros en barco por los lagos. En verano, los parapentistas surcan los cielos desde riscos cercanos, añadiendo un toque de adrenalina. Dimos un paseo en bicicleta alrededor de los lagos, admirando el glaciar del Jungfrau y el imponente Eiger. Interlaken es también base para excursiones al valle de Lauterbrunnen, con sus cascadas, o Grindelwald, conocido por sus rutas de senderismo. Como guía local, recomiendo visitar el Monasterio Agustino y el Pabellón Hohbuehl para una perspectiva histórica de la región.

Lucerna: Puentes Medievales y el Lago de los Cuatro Cantones
Al mejorar el clima, nos dirigimos a Lucerna, a unos 70 km de Interlaken, una ciudad pintoresca a orillas del lago de los Cuatro Cantones, rodeada de montañas como el Pilatus. Admiramos el icónico Puente de la Capilla (Kapellbrücke), construido en 1333 y restaurado en 1993 tras un incendio; es el puente de madera cubierto más antiguo de Europa, adornado con pinturas del siglo XVII que narran la historia suiza. Cerca está el Puente Spreuer (1408), también sobre el río Reuss, con frescos que representan la Danza de la Muerte.

Paseamos por las calles a ambos lados del río, llenas de restaurantes y tiendas, aunque dejamos a Dino fuera de algunos sitios por restricciones a mascotas – él se comportó ejemplarmente, atrayendo incluso la atención de turistas. Lo mejor fue el paseo por las orillas del lago, con vistas maravillosas al Monte Pilatus y puestos de comida rápida como frankfurts. Culminamos en el León Moribundo, una escultura colosal tallada en roca en el siglo XIX por Bertel Thorvaldsen, en homenaje a los mercenarios suizos caídos en la Revolución Francesa. Mark Twain la describió como «la pieza de piedra más conmovedora del mundo». Lucerna es ideal para cruceros lacustres o visitas al Museo Suizo del Transporte, que explora la movilidad histórica.

Lausana: Sede Olímpica y Encanto Lacustre
Continuamos hacia Lausana, en el cantón de Vaud, a orillas del lago Lemán. Como sede del Comité Olímpico Internacional desde 1915 y del Museo Olímpico desde 1993, la ciudad respira espíritu deportivo. Visitamos el museo, que ofrece exposiciones interactivas sobre la historia de los Juegos, desde la Antigua Grecia hasta la era moderna. Lausana, con su ambiente juvenil gracias a su universidad, combina colinas con vistas al lago y los Alpes franceses. Exploramos sus calles empinadas, la catedral gótica y el barrio de Ouchy, perfecto para paseos junto al agua. Como tip, prueba los vinos de la región de Lavaux, declarada Patrimonio UNESCO.

Gruyères: Queso, Castillo y Encanto Medieval
En el cantón de Friburgo, visitamos La Maison du Gruyère en Pringy-Gruyères, donde probamos la fondue auténtica hecha con queso Gruyère. Subimos al pueblo medieval de Gruyères, coronado por su castillo del siglo XIII, que ofrece vistas a los Prealpes. El castillo, hogar de la familia Gruyères hasta su bancarrota en 1554, alberga ocho siglos de historia, arquitectura y cultura; recórrelo a pie por sus callejuelas empedradas, cafés al aire libre y tiendas de souvenirs. Cerca está el Museo HR Giger, dedicado al artista surrealista. Gruyères seduce con su queso mundialmente famoso y paisajes pintorescos – ideal para una caminata tranquila.

Friburgo: Joya Medieval del Cantón
Friburgo (Fribourg), una de las ciudades medievales más grandes de Europa, se asienta en un promontorio rocoso rodeado por el río Sarine. Su casco antiguo presume de más de 200 fachadas góticas del siglo XV, únicas en su género. Exploramos sus puentes cubiertos, la catedral de San Nicolás y calles empinadas. Es un lugar perfecto para degustar fondue moitié-moitié, con Gruyère y Vacherin Fribourgeois. Desde Berna, está a solo 20 minutos en tren.

Berna: La Capital Federal y sus Calles Pintorescas
Berna, capital de la Confederación Helvética y sede del Parlamento, nos impresionó con su centro medieval, declarado Patrimonio UNESCO. Visitamos la Catedral Gótica, con vistas al río Aare; el Foso de los Osos (Bärengraben), símbolo de la ciudad; y el Ayuntamiento. Lo más destacado: las calles Marktgasse, Kramgasse y Gerechtigkeitsgasse, con fuentes ornamentadas, banderolas cantonales, tiendas y torres como la del Reloj (Zytglogge) y la de la Prisión. A las 19:00, la ciudad se aquieta, ideal para cenar en la Bundesplatz. Berna, en una península del Aare, ofrece un ambiente relajado.

Conclusión
Suiza nos dejó recuerdos imborrables de montañas, lagos y historia. Recomendamos el Swiss Travel Pass para trenes y barcos. ¡Sigue nuestro blog para más detalles sobre Francia y el viaje completo!


