Un Viaje Inolvidable en Caravana: Descubriendo los Tesoros del Norte de Italia
¡Hola, amigo! ¿Te imaginas saliendo de casa con tu caravana a cuestas, el sol del verano calentando el asfalto y la promesa de aventuras por delante? Eso es exactamente lo que hicimos en el verano de 2007. Este viaje no fue solo un recorrido por carreteras y paisajes; fue una inmersión en la historia, la naturaleza y esos rincones poco conocidos que hacen que Italia sea un sueño eterno.
Días 1-2: El Largo Camino y la Llegada al Lago Maggiore
Nuestro viaje comenzó en Lucena, cargados de provisiones y con la caravana lista para devorar kilómetros. Atravesamos España y entramos en Francia, haciendo paradas estratégicas para estirar las piernas y disfrutar del paisaje. La primera noche la pasamos cerca de Montpellier, en un área de descanso junto a la autopista –nada glamoroso, pero esa paz nocturna bajo las estrellas compensaba todo. Al amanecer, continuamos hacia el norte de Italia, con el objetivo de llegar a Dormelletto, a orillas del Lago Maggiore.

Llegamos al Camping Röse, un lugar encantador justo en la orilla del lago, con personal simpático que nos hizo sentir como en casa. El camping es modesto pero bien equipado, ideal para desconectar. Dimos un paseo por la zona, aunque el día nublado nos invitó a organizar todo para el día siguiente. Poco sabíamos que este lago, conocido como Benacus en tiempos romanos, era reverenciado como un dios en la mitología grecorromana, asociado a Neptuno. Imagina: los antiguos romanos veían en sus aguas un ser divino, y hoy nosotros acampábamos allí, rodeados de esa magia ancestral.
Día 3: Explorando el Lago Maggiore y sus Joyas Escondidas
Desayunamos con vistas al lago y pusimos rumbo a Arona, una villa que conserva su casco antiguo a los pies de un espolón calcáreo. Las casas antiguas, ahora convertidas en elegantes tiendas, bordean un paseo lacustre con vistas a Angera. Visitamos la iglesia colegial del siglo XVI, construida por la familia Borromeo, con obras de Gaudenzio Ferrari, discípulo de Leonardo da Vinci. Pero lo que más me impresionó fue el Monte Sagrado de San Carlos Borromeo, con su estatua colosal de bronce de 35 metros –la más alta del mundo en su época, solo superada por la Estatua de la Libertad, cuyos arquitectos consultaron sus planos–. Es un complejo inacabado con capillas que celebran la vida del santo, nacido en la fortaleza local en 1538. ¿Sabías que en 1860 se descubrió aquí el primer asentamiento lacustre de Italia, con ruedas antiguas del Bronce?

Continuamos a Stresa, un lugar que envuelve el alma en una atmósfera mágica. Al llegar, el espectáculo es impresionante: el lago rodeado de palmeras, jardines floridos y hoteles elegantes, con las Islas Borromeas emergiendo como por encanto. En el siglo XIX, cautivó a los primeros turistas ingleses, convirtiéndose en un destino privilegiado. Visitamos la Villa Pallavicino, una residencia neoclásica del XIX en un parque con árboles centenarios, ahora un zoológico original –imagina pavos reales y ciervos vagando libremente.

Por la tarde, embarcamos hacia las Islas Borromeas. Primero, Isola Bella, con el Palacio Borromeo y sus jardines en terrazas, creados importando toneladas de suelo para transformar una roca estéril. Sus salas están llenas de pinturas lombardas y tapices flamencos. Luego, Isola dei Pescatori, la única habitada, con callejuelas que parecen retroceder siglos, hogar de pescadores desde hace generaciones. Finalmente, Isola Madre, con jardines ingleses desde 1823, repletos de plantas exóticas y un palacio con obras maestras del XVI al XIX.

Cerramos el día en Orta San Giulio, un pueblo sin coches donde las casas con portales de granito y balcones de hierro forjado nos transportaron al pasado. Paseamos por Via Motta, con palacios señoriales y la iglesia parroquial que guarda una puerta de piedra serpentina. La plaza del mercado ofrece vistas al lago y la isla de San Giulio. Esta isla, reachable en cinco minutos, data del siglo IV; su basílica del XII alberga frescos renacentistas y un púlpito del 1100. En la cripta yacen los restos de San Julio, evangelizador muerto en 400. Recorriendo su única calle, pasamos por un monasterio benedictino de clausura. ¿Una curiosidad? En 1882, Nietzsche visitó el Sacro Monte aquí y se enamoró de Lou Andreas-Salomé, un episodio que le causó gran angustia.

Día 4: De Génova a las Ciudades Medievales de Lombardía
Nos desplazamos a la costa y llegamos a Génova, antigua ciudad de los ligures, pastores obligados a navegar por su geografía. Romana, invadida por bárbaros, se convirtió en república marinera. Su puerto animado nos recibió con el Palazzo San Giorgio, sede del Banco de San Jorge –el más antiguo del mundo, fundado en 1407, que financió expediciones españolas y donde Marco Polo dictó sus viajes en prisión–. Paseamos por la Plaza de Caricamento y los «caruggi», estrechas calles que suben a la ciudad alta. ¿Sabías que Génova inventó los jeans en el siglo XIV, un tejido resistente para marineros?

Por la tarde, rumbo a Alessandria, fundada en 1168 por la Liga Lombarda contra Barbarossa. Una leyenda cuenta cómo el campesino Gagliaudo salvó la ciudad fingiendo abundancia al alimentar a su vaca con grano durante un asedio. La Catedral es neoclásica; la Iglesia de Santa Maria del Carmine, gótica del XV, refleja su vocación militar.

Terminamos en Pavia, antigua Ticinum romana, capital de los longobardos (571-774) y carolingios. Supero a Milán en importancia, pero decayó. Visitamos San Pietro in Ciel d’Oro, románica con techo dorado originalmente, donde yacen San Agustín (arca marmórea de 1360), Boethius (autor de La Consolación de la Filosofía) y el rey Liutprando, quien usó su pie real como unidad de medida. El Castillo Visconteo, con patio central, alberga museos; la Universidad, una de las más antiguas de Italia (1361), hospedó a Leonardo da Vinci para estudios de anatomía.

Día 5: Novara, Vercelli y la Majestuosa Turín
Empezamos en Novara, de orígenes ligures-romanos, importante municipio medieval. La Catedral es tardo-neoclásica; el Baptisterio del V tiene frescos fascinantes. El Broletto es un complejo medieval; la Basílica de San Gaudenzio tiene una cúpula de 121 metros por Antonelli. ¿Curiosidad? En 1849, la Batalla de Novara inició el Risorgimento italiano.

Luego, Vercelli, «capital del arroz» con casco medieval. La Iglesia de San Andrés (1219-1227) es uno de los primeros góticos italianos. Museos como Leone y Borgogna guardan tesoros; la Iglesia de Santa Clara es barroca. En 1228, se fundó aquí la primera universidad pública del mundo, cerrada en 1372.

Llegamos a Turín, romana Augusta Taurinorum de celtas y ligures. Empezamos en Piazza Castello con el Castillo medieval-barroco por Juvarra, que alberga el Museo de Arte Antiguo. Pasamos por San Lorenzo con cúpula caprichosa de Guarini, al Palacio Real (1658) y la Armería Real, uno de los mejores museos de armas antiguas. La Catedral (1498) guarda la Santa Síndone, que según leyenda envolvió a Cristo. Cerca, las Torres Palatinas, restos romanos. Turín es conocida como «ciudad mágica», con el Sudario como símbolo de devoción.

Día 6: El Encanto del Lago de Como
Llegamos a Como, en el extremo sur del lago, de orígenes celtas y romanos. Julius César la renombró Novum Comum en 59 a.C. Visitamos el Broletto, Duomo, Basílica de San Fedele (XII) y San Abbondio, obra maestra románica. La neoclasica Villa Olmo es un retiro histórico.

Seguimos a Tremezzo, con jardines de Villa Carlotta (1690), famosos por azaleas y esculturas de Canova. Pasamos por Menaggio y Varenna, encantadora con vistas; durante la plaga de 1630, Bellagio enviaba pan a Varenna en una roca lacustre, pagado con monedas desinfectadas en vinagre. En Lecco, «aquel tramo del lago» de Manzoni en Los Novios, visitamos Villa Manzoni con documentos del escritor. Finalizamos en Bellagio, en la península que divide el lago, con construcciones en terraza.

Día 7: Hacia el Este, Padua y un Merecido Descanso
Intentamos acampar en Verona, pero el camping estaba cerrado y el del castillo no admitía caravanas. Así que fuimos a Padua, al Camping Balneario Montegrotto Terme, un oasis tranquilo con instalaciones estupendas. Nos dimos un masaje revitalizador en sus spas termales –¡nos dejó como nuevos! Por la tarde, paseamos por Padua, una ciudad que se vive sin prisa, admirando sus joyas. La Basílica de San Antonio, o «Il Santo», es un centro de peregrinación; construida en 1230, alberga reliquias del santo y frescos. ¿Sabías que Padua reclama ser una de las ciudades más antiguas de Italia, fundada por el troyano Antenor en 1183 a.C.?

Día 8: La Mágica Venecia, una Segunda Vez
Era nuestra segunda visita a Venecia, pero el deseo de volver era irresistible. Es la ciudad mágica por excelencia, donde historia y arte se reflejan en las aguas de la laguna. Todo evoca romanticismo, poesía, melancolía… UNESCO la protegió por su compenetración única entre hombre y naturaleza. ¿Una curiosidad? En 1608, introdujeron el primer papel prepagado para cartas, precursor del sistema postal moderno.

Día 9: Ferrara, la Perla Renacentista
Ferrara, rodeada por 9 km de murallas del XV-XVI, es una joya con palacios renacentistas de terracota. La Addizione Erculea (1492-1505), planeada por Biagio Rossetti, es un ejemplo pionero de urbanismo renacentista. ¿Anecdota? En 1799, la comunidad judía salvó la ciudad pagando 30.000 ducados a tropas austriacas.

Día 10: El Majestuoso Lago de Garda
El Lago de Garda, el mayor de Italia (370 km²), es un paraíso turístico formado en la última glaciación. En Garda, paseamos por callejones de pescadores, ahora tiendas y restaurantes; el viernes hay un mercadillo impresionante. El escudo municipal muestra anguilas y una estrella, como escribió Plinio el Viejo hace 2.000 años: cuando brilla Venus, miles de anguilas llegan al Río Mincio. Seguimos a Verona, simple y compuesta, con la Arena de casi 2.000 años y el mito de Romeo y Julieta. En Sirmione, de posición estratégica romana, visitamos villas antiguas; es tierra de viñedos, ideal para bicicletas. Historia, naturaleza, belleza y tranquilidad… un must de Italia.

Día 11: Descanso Final y Preparativos para el Regreso

Nos quedamos en la zona del camping, explorando mercadillos locales y descansando. Al día siguiente, recogimos todo para volver a casa, con el corazón lleno de recuerdos. Este viaje fue una odisea de descubrimientos, amigo. ¿Y tú, ¿te animas a una aventura similar? ¡Cuéntame en los comentarios!
