Diario de Viaje: Descubriendo la Costa Blanca – Entre Calas y Pueblos con Encanto
Introducción
El sol mediterráneo nos recibió con sus brazos cálidos cuando emprendimos nuestra ruta por la provincia de Alicante. Durante dos semanas, mi esposa y yo exploramos este rincón de la Costa Blanca, donde cada día nos sorprendía con nuevos paisajes, sabores y experiencias. Nuestra caravana, estacionada en el Camping Imperium, se convirtió en el punto de partida perfecto para descubrir los contrastes de esta tierra bañada por el mar.
Días 1-3: Villajoyosa – Un Arcoíris junto al Mar
El Camping Imperium, situado a apenas 800 metros de la playa de Villajoyosa, fue nuestro refugio durante todo el viaje. Sus modernas instalaciones incluían piscina climatizada y zona de barbacoas, perfectas para nuestras cenas al aire libre.

Villajoyosa con su casco histórico, con fachadas de colores que parecen competir en vivacidad, es uno de los más fotogénicos del Mediterráneo. La visita a la fábrica de Chocolates Valor (entrada 7€, visitas guiadas cada hora) nos reveló los secretos de esta tradición centenaria. El museo anexo muestra cómo los primeros chocolateros trabajaban el cacao en el siglo XIX.
Días 4-5: Guadalest – La Atalaya del Mediterráneo
El ascenso a Guadalest por la carretera CV-70 es toda una experiencia, con curvas que revelan panorámicas cada vez más espectaculares. El pueblo, encaramado a 595 metros de altitud, conserva su aire medieval intacto.
Visitamos:
- El Castillo de San José (entrada 4€), con sus estrechos pasadizos excavados en la roca
- El Museo de Microminiaturas (5€), donde vemos la Estatua de la Libertad dentro del ojo de una aguja
- El embalse azul turquesa, perfecto para un baño refrescante

Días 6-8: Alicante – Luz y Sabor
La capital nos recibió con su bullicio característico. Nuestro itinerario incluyó:
- Subida en ascensor al Castillo de Santa Bárbara (2,70€ el trayecto), con vistas que abarcan desde el cabo de Santa Pola hasta el Puig Campana
- Paseo al atardecer por la Explanada, admirando el mosaico de 6 millones de teselas de mármol
- Degustación de arroces en el barrio de Santa Cruz, donde probamos la versión auténtica del arroz a banda
Días 9-10: Altea – La Dama Blanca
Altea nos sorprendió por su armonía arquitectónica. El casco antiguo, con sus calles empedradas y fachadas encaladas, parece diseñado para perderse. La plaza de la Iglesia, con su cúpula azul, se ha convertido en nuestro rincón favorito para tomar un café mientras contemplamos el mar.

Días 11-12: Calpe – Donde la Roca besa el Mar
La ascensión al Peñón de Ifach (gratis, aunque recomendamos madrugar para evitar aglomeraciones) fue uno de los momentos culminantes del viaje. El sendero, aunque corto (45 minutos hasta el túnel), requiere calzado adecuado. La recompensa: vistas panorámicas que abarcan toda la bahía.
Días 13-14: Benidorm – Contrastes
Más allá de su fama de destino masivo, Benidorm nos ofreció:
- Paseos al amanecer por la playa de Poniente, casi en solitario
- Visita al mirador del Castillo (acceso gratuito), con perspectivas únicas de los rascacielos
- Cena en el barrio antiguo, donde descubrimos pequeños restaurantes familiares con menús tradicionales
Reflexión Final
Esta ruta por la Costa Blanca nos ha demostrado que Alicante es mucho más que sol y playa. Cada pueblo, cada calle, cada plato nos ha contado una historia diferente. Desde las tradiciones chocolateras de Villajoyosa hasta las alturas de Guadalest, pasando por los sabores auténticos de Alicante, hemos comprobado que la verdadera esencia del Mediterráneo sigue viva en estos lugares.

Para futuros viajeros, recomendamos:
- Viajar en temporada media (mayo-junio o septiembre) para evitar multitudes
- Combinar playa con cultura para apreciar toda la riqueza de la zona
- Probar los productos locales, desde los helados artesanales hasta los vinos de la Marina Alta
