🌟 Crónica del Camino de Santiago (2013): Peregrinos de Maleta y Mojito
✈️ Día 1: Santiago (o cómo empezar el camino con una resaca programada)
Llegamos a Santiago tras 1.015 km en coche, con las piernas entumecidas y el hígado pidiendo clemencia. Hotel Husa Santiago Apóstol fue nuestro refugio, y esa noche, en una pulpería, descubrimos dos verdades universales:
- El pulpo gallego es una droga legal.
- La queimada no solo quema el aguardiente, también la memoria.

🚌 Día 2: Santiago → Sarria (o «los 100 km gloriosos»)
Viaje en bus a Sarria (con escala en Lugo, porque los domingos Galicia se mueve a ritmo de siesta). Llegamos justo para las fiestas de San Juan: hogueras, queimada gratis y la revelación de que los gallegos celebran quemando orujo como si no hubiera mañana.
- Alojamiento: Hotel Oca Villa de Sarria (con bañera para remojar los pies y botella de albariño de bienvenida).

🥾 Día 3: Sarria → Portomarín (22,4 km) – «El día que descubrimos que el románico cansa»
Primer sello en la credencial (¡oficialmente éramos peregrinos!). La etapa fue un catálogo de aldeas de postal, puentes medievales y algún que otro peregrino rezando para que su blister de ibuprofeno aguantase.
- Momento épico: Cruzar el río Miño por el puente de Portomarín, con el pueblo reconstruido piedra a piedra tras quedar inundado por un embalse.
- Alojamiento: Hotel Villajardín (con vistas al río y camas que parecían nubes).

🌄 Día 4: Portomarín → Palas de Rei (25 km) – «Subidas que jurasteis eran llanas»
La sierra de Ligonde nos recordó que Galicia no es tan plana como parece. Pero hubo premio:
- Cruceiro de Lameiros (un Cristo con más historia que los script de Juego de Tronos).
- Alojamiento: Complexo A Cabaña (donde el silencio era tan profundo que oías crecer la hierba).

🐙 Día 5: Palas de Rei → Arzúa (30 km) – «El día del pulpo y los quesos pecaminosos»
Parada obligatoria en Melide para devorar pulpo á feira en A Garnacha. «¿Por qué en Madrid no sabe igual?», lloramos mientras chupábamos los tentáculos.
- Arzúa, la meca del queso tetilla, nos recibió con degustaciones gratis (y alguna que otra sonrisa picarona al nombrarlo).
- Alojamiento: Hotel Suiza (con bañera de hidromasaje para las agujetas).

🌧️ Día 6: Arzúa → O Pedrouzo (19,5 km) – «Cuando la N-547 se convirtió en nuestra mejor amiga»
Etapa corta pero húmeda (por la lluvia y el sudor). Highlights:
- Santa Irene: Una ermita donde los peregrinos dejaban ofrendas (nosotros, un paquete de Compeed vacío).
- Alojamiento: Pensión Pedrouzo (donde la dueña nos dio vino casero «para el dolor»).

🏁 Día 7: O Pedrouzo → Santiago (17,6 km) – «El éxtasis del peregrino (y la resaca del día 8)»
Monte do Gozo: Ahí está, ¡la catedral! Emoción + selfis + lágrimas. Luego, el tramo urbano nos hizo añorar el campo:
- Rúa de San Pedro: Empedrada y traicionera (como un ex).
- Puerta Santa: Abrazamos al Apóstol (y a un botellín de Estrella Galicia después).
- Cena: Mariscada de venganza (por los 120 km caminados).

😵 Día 8: Santiago (o «la resaca más sagrada de la historia»)
Mañana: Buscando la réplica del Maestro Mateo (porque la original estaba en restauración). «Tocar la cabeza de la copia en una pastelería cuenta, ¿no?».
Tarde: Juerga compostelana (con más pulpo y leyendas de peregrinos borrachos).

✨ Reflexión Final: Lecciones del Camino
- El mejor equipaje es un servicio de maletero.
- Galicia huele a tierra mojada, pulpo y esfuerzo recompensado.
- La Compostela no se mendiga… ¡se suda!
Frase para el recuerdo: «Volvimos con los pies llenos de ampollas, el hígado en huelga… y la maleta llena de quesos tetilla (que no explicamos en aduanas).»

